¡Dejadme vivir! Geología, Paleontología, Ecología, Educación.

Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Museos paleontológicos

      
       El 16 de mayo de 2011 se firmaba en la Diputación General de Aragón la Orden en la que se producía en cambio de nombre del museo Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel por el de Museo Aragonés de Paleontología. Por fin teníamos en Aragón un excelente museo de fósiles radicado en la capital de la provincia aragonesa con más repercusión mundial, desde un punto de vista paleontológico, por lo que podemos y debemos estar orgullosos.

Museo Aragonés de Paleontología, Teruel.

       Pero todo esto no ha surgido de la nada ni de repente. Hace ya unos cuantos años que en Teruel funciona con éxito el complejo Dinópolis, con sus satélites expositivos diseminados por la provincia. Además de los elementos propios de un parque temático, pues esa era la idea original, la dirección y gerencia de Dinópolis se encargó de darle al parque una dimensión investigadora y expositiva que puede competir hoy en día con los mejores museos paleontológicos europeos. Frutos de esa investigación, entre otras, es el importante hallazgo de los restos del gran dinosaurio Turiasaurus riodevensis, cerca de la localidad turolense de Riodeva. Casi todo el mundo interesado en paleontología conoce esos fósiles y su importancia, habiendo sido últimamente expuestos adecuadamente en el Museo Aragonés de Paleontología del complejo Dinópolis.

Sala museo Universidad Zaragoza.

       Y desde luego seríamos muy injustos en esta sociedad aragonesa si no tuviéramos en cuenta otras actuaciones museísticas hechas en Aragón con anterioridad a toda la instalación de Teruel. Por supuesto hay que reconocer también el gran valor pedagógico y divulgativo-turístico de los muchos museítos paleontológicos que han surgido en los últimos años en diferentes localidades aragonesas. Pero sobre todo es necesario, en mi opinión, reconocer el empeño y gran trabajo hecho calladamente, durante décadas, desde la de los 80 hasta la primera de este siglo, por el Museo Paleontológico de la Universidad de Zaragoza, que dirigido por el catedrático de paleontología Dr. D. Eladio Liñán, ha sido el banderín de enganche y aprecio a la paleontología en general por parte de innumerables personas, ajenas muchas de ellas a la paleontología profesional, y que, “enamoradas” de los fósiles han tenido una vía de expresión de sus anhelos y entusiasmos a través de ese museo. Creo que se puede decir sin complejos que ha servido, mucho más que cursos y conferencias, para que la ciencia tendiera una mano de conexión con la sociedad, que tantas veces no ha entendido cómo los científicos parecían vivir un tanto “al margen” de la vida social. La asociación de amigos del museo (SAMPUZ) ha sido y es un ejemplo de tesón y buen hacer en el difícil objetivo de divulgar y, a la vez, respetar los fósiles y la paleontología. Es por eso una verdadera lástima que los intereses, seguramente políticos, hayan hecho llevar al cierre, por ahora, de la sala universitaria donde se mostraban los fósiles de sus colecciones.


Museo Aragonés de Paleontología, Teruel.

       Es muy cierto que en las últimas décadas las cosas han cambiado mucho en lo que a mostrar fósiles se refiere, siendo Aragón la primera comunidad autónoma en proteger su gran patrimonio paleontológico. El proceso legal comenzó el año 1985 para regular la obtención de fósiles (16/1985, BOA del 8 de marzo), hasta llegar a la actual ley del Patrimonio Cultural Aragonés (BOA, 29 de marzo de 1999), siendo los profesionales de la paleontología de la Universidad de Zaragoza los principales impulsores.
Museo Aragonés de Paleontología. Teruel

       Independientemente de la protección legal de los fósiles que se ha hecho en el territorio aragonés, una gran parte de las riquezas paleontológicas que se conocen y exhiben en diferentes museos y exposiciones han sido obtenidas con anterioridad a la legislación y creación de museos. Es justo  el reconocer  el gran papel que han  interpretado los investigadores en paleontología en Aragón y desde Aragón, así como los buenos aficionados, que sin ánimo de lucro y mucho menos de expolio o destrucción, han contribuido, de alguna manera, al conocimiento y difusión del registro fósil de nuestra región. Los fósiles, considerados como vestigios excepcionales de la vida del pasado en la Tierra, no pueden ser considerados únicamente como piezas de colecciones, ya sean particulares, científicas o de grandes instituciones museísticas, sino que deben ser un vehículo para el aprendizaje y conocimiento de las distintas comunidades de vida que nos precedieron en el proceso evolutivo de los seres vivos.
        Y por ello es necesario seguir cambiando el ya anticuado concepto de museo tradicional, en el que la mayoría de nosotros  hemos sido  educados. Es necesario dejar de identificar aún a los museos paleontológicos, como lugares donde se exponen ejemplares de fósiles más o menos excepcionales, agrupados por tipos de organismos o por edades, en unas preciosas vitrinas iluminadas. Hay que diferenciar claramente entre colección de fósiles, exposición  de fósiles, y museo paleontológico. “La piedra angular para la conservación de cualquier patrimonio son los Museos. De nada sirve legislar sobre bienes culturales si luego éstos no pueden conservarse y ser dignamente expuestos para su estudio, disfrute y reflexión de los ciudadanos”. El “disfrute y reflexión de los ciudadanos” al que hace mención el profesor Liñán en su frase anterior debe ser una pieza clave y objetivo primordial, aunque no el único, a la hora de confeccionar cualquier proyecto de investigación paleontológica o museístico. No hay que olvidar que el último fin debe ser el transmitir al ciudadano y hacerle partícipe de los avances de esta ciencia.

Turiasaurus riodevensis

        ¿Pero, por qué debe cambiar el concepto de museo paleontológico? Veamos. En primer lugar, existe un creciente interés de la gente por la paleontología, debido, sobre todo, a la gran influencia que han tenido los medios de comunicación y el cine, que en algunas ocasiones han servido de motor indiscutible en la divulgación y difusión de estos temas. El público ya no se conforma con solo ver perfectos ejemplares fósiles, por lo que la  principal necesidad del público al visitar un museo paleontológico se basa en la interactividad personal con el objeto expuesto, partiendo de una formación personal previa que permita la comprensión de lo que ve, para lo que, sin duda,  es necesario saber mostrar adecuadamente los fósiles. En segundo lugar, por el importante esfuerzo por enseñar que desde los centros de investigación paleontológica se ha venido realizando. Ya no sólo existe un interés por estudiar un conjunto de restos fósiles de tal edad o grupo, sino que se siente la necesidad de contarlo, exponerlo, darlo a conocer, con el fin de hacer partícipes a todos aquéllos que estén interesados. Esto hace que las técnicas expositivas se refinen al máximo para cumplir con los objetivos museísticos propios de esta disciplina. Por eso es necesario cambiar. Esperemos que la moderna tecnología aplicada en las espectaculares instalaciones del Museo Aragonés de Paleontología de Teruel cumpla con los requerimientos sociales de hoy en día.
Logotipo de SAMPUZ

Turiasaurus paseando por la ribera del Turia...




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