¡Dejadme vivir! Geología, Paleontología, Ecología, Educación.

Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

jueves, 25 de octubre de 2012

Ecoparques rurales.




     No se trata de un parque diseñado con criterios ecológicos. Es el nombre que reciben los denominados “puntos limpios” en las ciudades. Acostumbrados a usar vertederos al aire libre donde echar o abandonar a la intemperie objetos de toda clase, resulta toda una novedad y avance social ecológico el ver cómo se instalan en nuestras zonas rurales lugares adecuadamente acondicionados  para poder alojar allí todos los desperdicios no orgánicos, como pilas, plásticos, vidrios y cartones, además de electrodomésticos estropeados  por  usados o inservibles.
 
 
   
  Se muestran aquí fotos del recientemente inaugurado  ecoparque de la comarca valenciana del Rincón de Ademuz, al sur de Aragón. Construido en un pequeño solar del nuevo polígono industrial de esa localidad, ha permitido centralizar  en un solo punto todos los lugares de acumulación de desechos no orgánicos de la zona, lo que permite, a la vez que se elimina la dispersión de zonas de residuos, el controlar y seleccionar los diferentes materiales para su posterior tratamiento de reciclado, o eliminación.
 
 
    
     En los momentos actuales de crisis económica y social, donde los grupos ecologistas tradicionales parecen haber desaparecido como por arte de magia de la escena mediática, no se sabe si por decisión propia o imposición; por convencimiento  o desesperación profunda de sus miembros  al comprobar que la ciudadanía no está ahora para subvencionar su existencia,  hay que valorar muy intensamente, en este caso,  la iniciativa de la administración en la realización de estas necesarias infraestructuras ecológicas. No solo se ejerce una acción recicladora y ordenada con su uso, sino que, y sobre todo, se establece y promueve al ciudadano a una práctica ecológica  a partir de la divulgación didáctica que lleva implícita esta acción. Se hace normal y habitual una práctica ecológica. Ese es el camino.
 
Ademuz, desde el ecoparque comarcal.
 

domingo, 21 de octubre de 2012

Inundaciones y geología.

Río desbordado en Sádaba (Zaragoza)

     Se están pasando muy malos y problemáticos días en el este español, y en especial al norte de Aragón. Es debido a las inundaciones que  han arrasado literalmente muchas zonas y localidades próximas a varios cauces fluviales. No solo no ponemos en cuestión los gastos derivados de la necesaria intervención reparadora, sino que deseamos que todas las instituciones se vuelquen con las ayudas a todos los afectados por tan desagradable circunstancia. Una catástrofe de esa envergadura resulta difícil de solucionar técnicamente, además de dar respuesta  a toda la población afectada. Vaya aquí toda nuestra solidaridad.
     Pero si analizamos las imágenes que se han mostrado en prensa y las que muchos profesionales y  aficionados han sacado de esta penosa situación, no nos queda más remedio que decir que,  lejos de poder evitar que las inundaciones fluviales se  produzcan, sí que se podrían haber minimizado los daños humanos y materiales si se hubieran tenido en cuenta una serie de cuestiones relacionadas con las ciencias ambientales y la geología. Y este comentario entronca directamente con mi anterior entrada del blog relacionada con la eliminación de la asignatura de Geología en todos los centros educativos preuniversitarios, prevista en el anteproyecto de ley educativa enviada a las Cortes españolas.
Desbordamiento fluvial en Castiello de Jaca (Pirineo aragonés). Ver chalet adosado arrasado por estar en la llanura de inundación.
Inundaciones y arrasamiento de viviendas por su inadecuado lugar de costrucción.
     Si se observan esas fotos  se puede comprobar que la mayor parte de las zonas urbanas afectadas corresponden con áreas de nueva edificación. Construcciones casi nuevas que han servido de desahogo urbanístico a muchas poblaciones, sobre todo pirenaicas, que en aras de un desarrollo del pueblo que permita asentar allí población, o colaborar en el  auge turístico de su zona, ha permitido que se construyan numerosas urbanizaciones y casas particulares en áreas que técnicamente no pueden NUNCA albergar,  como dirían algunos políticos,  “soluciones habitacionales”. Si recorren mentalmente los cascos viejos de numerosos pueblos que ustedes conozcan, comprobarán que  en escasísimas ocasiones son objeto de atención mediática por el hecho de haberse inundado. No hay pueblos antiguos que hayan sufrido las inundaciones de ningún río en momentos puntuales. Esto es debido a que los caseríos de las poblaciones tradicionales en España están edificados en zonas seguras. Me explico. Se construyeron, en la mayoría de los casos,  en laderas de montañas, habitualmente orientados al sur, y bien alejados de los cursos fluviales que, lejos de desestimarlos, se consideraban como un recurso o riqueza necesaria, pero, a la vez, muy temible y peligroso. Los ríos y cauces fluviales estacionales sufren esporádicamente los efectos de las fuertes lluvias, puntuales pero fuertes, que son capaces de arrasar con todo lo que  encuentran a su paso. Y esto, los antiguos habitantes de esos pueblos lo sabían. Ahora no. Ahora resulta habitual ver, como en las fotos que acompañan este escrito, urbanizaciones levantadas en las últimas cuatro décadas, no junto a, sino en la llanura de inundación de un río. ¿Cómo no se van a ver afectadas en épocas de crecida fluvial? La tragedia está servida.
     Por eso, lo que no es de recibo es que, en la misma época en la que se construyen maravillas arquitectónicas en todos los lugares de la península y del mundo entero, tengamos que ver imágenes atroces de pequeños pueblos donde nadie medianamente formado haya asesorado debidamente respecto a dónde construir o no. Parece que todo vale. Saber cuáles son las zonas inundables de un área cercana a un río es el deber de cualquier técnico municipal que ostente un cargo  relacionado con el urbanismo o el medio ambiente, además del de los políticos, que  sé que es mucho pedir. Y eso se consigue si la gente tiene la oportunidad de formarse adecuadamente en cuestiones relacionadas con la geología y las ciencias de la tierra y medioambientales. Y no me estoy refiriendo a la consabida cantinela y presión mediática de los, en muchas ocasiones, recalcitrantes grupos conservacionistas, que suelen confundir lo anecdótico con lo necesario. Hay que saber geología y ecología de verdad, de la seria.  Por cierto, ¿dónde están ahora esos grupos  aconsejando sosteniblemente respecto a  la pertinencia de las actuaciones institucionales en caso de emergencia?
     Si dejamos que la nueva ley educativa consiga el desmantelamiento de los pocos estudios que se realizan hoy en día en cuestiones relacionadas con el medioambientalismo y sus principios geológicos, estaremos abocados a un incremento de la inoperancia e inutilidad de actuaciones en casos dramáticos, como los que estamos sufriendo en los últimos días en nuestros pueblos. Hace falta saber geología, y mucha,  para actuar adecuadamente en casos de dificultad ambiental. No hay otra manera. Solo hace falta que nuestros políticos y autoridades educativas se empiecen a dar cuenta. Ya sé que es difícil conseguirlo, pero es necesario y urgente.
Por favor, quien lea esto, y esté de acuerdo, que recomiende este enlace a sus conocidos. Cuantos más estemos en el asunto, mejor. Corre prisa, por el bien de todos.

jueves, 18 de octubre de 2012

Otra vez se olvidan de la Geología.




     Este escrito, que ahora muestro en el blog, ha servido como base a la carta enviada a los medios de comunicación aragoneses desde la comisión mixta universidad-enseñanzas medias, recientemente formada. Su fin es defender la presencia de la asignatura "Geología" en las enseñanzas preuniversitarias, que la LOMCE, en su fase de proyecto de ley educativa, elimina  por completo del panorama docente.


     No es nuevo. Que las autoridades educativas, estatales o autonómicas, propongan reformas y nuevos modelos legales en educación es casi ya sinónimo de exclusión de la asignatura “Geología”. El anteproyecto de ley de educación (LOMCE) que el gobierno actual ha enviado a las Cortes para su tramitación vuelve a tropezar en la misma piedra: desaparecen  las enseñanzas de Geología  en 2º de bachillerato. Así mismo se relega la asignatura “Ciencias de la Tierra y medioambientales” (CTMA) a ser  optativa en 1º de bachillerato, cuando hasta la fecha es materia de modalidad en 2º de bachillerato de Ciencias para la Salud, y examinable en las pruebas de acceso a la Universidad.  Ante la alarma que esto ha suscitado entre el colectivo de profesores  de Ciencias Naturales de enseñanzas medias y del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Zaragoza, se ha constituido recientemente una comisión mixta para tratar de analizar esta problemática,  proponiendo lo antes posible, y en paralelo a las actuaciones a nivel nacional, soluciones a la Consejería aragonesa de Educación  que permitan evitar este desajuste académico de graves consecuencias en nuestra comunidad.
     Pero, ¿a  qué obedece esta repetida “ofensiva” en contra de la Geología? Es difícil de entender desde una óptica profesional que esas autoridades académicas desprecien y releguen al olvido enseñanzas de la importancia e imperiosa necesidad  actual como las que se incluyen en esta materia, y que desde hace tantos años se imparte en la Educación Secundaria. No hay que apartarse mucho en el tiempo para demostrar con ejemplos lo necesario que es su aprendizaje. Este mismo verano el levante español ha sufrido  los avatares propios de un feroz fenómeno natural denominado “gota fría”. Lejos de poder evitarse, sí se hubieran podido minimizar sus efectos devastadores si los responsables políticos y técnicos en urbanismo de esa zona costera hubieran demostrado poseer conocimientos suficientes como para alegar con contundencia en contra de la construcción masiva de urbanizaciones de viviendas en zonas de   alto riesgo, tal y como se ha hecho en las últimas décadas. O se hubieran evitado muchas muertes de inocentes en el  caso del desastre, en 1996, del camping pirenaico de Biescas,  al no haber permitido su instalación en, nada menos, que el cono de deyección de un torrente, por peligroso e inapropiado del terreno para ese fin. Estos ejemplos, conocidos por todos, entre otros muchos que podemos poner, son un simple botón de muestra entre el sinfín de casos en los que, teniendo conocimientos medioambientales y geológicos, muchos de los desastres que hoy en día se producen, podrían ser evitados o minimizados. Y eso solo se consigue con un aprendizaje concreto y certero, en la educación secundaria obligatoria, bachillerato y universidad, de temas relacionados con las ciencias de la tierra, ya sean de cariz medioambiental, o estrictamente geológicos.
     Por ello resulta sorprendente, e incluso indignante que,  de un plumazo, se quiera prescindir de impartir esos necesarios conocimientos en nuestros centros de secundaria, ya sean públicos o privados, lo que inevitablemente llevará al ocaso del recién iniciado grado en Ciencias Ambientales, o  del departamento universitario de geología de nuestra universidad, que después de casi  40 años en funcionamiento eficaz en cuanto a docencia e investigación, se puede ver sometido a un proceso de desaparición. Si no se dan soluciones efectivas a esta agresión académica, la situación que se genere al hacer desaparecer las enseñanzas ambientales y geológicas, conducirá al  total deterioro  de uno de los pilares fundamentales del desarrollo social moderno, ya que se carecerán de los mínimos conocimientos requeridos para iniciar cualquier tipo de actuación urbanística seria, en la realización de grandes infraestructuras u  obras de equipamientos sociales, tan necesarios en la actualidad. Además, ese conocimiento, en relación directa con una mayor y mejor comprensión de nuestro entorno natural,  es el único que permite que la calidad de vida de la que disfrutamos actualmente sea posible dentro del marco de un verdadero  desarrollo sostenible. Por ello es necesario el apoyo y la comprensión de todos en defensa del mantenimiento de la Geología dentro de los planes de estudio preuniversitarios, objetivo que esta comisión mixta pretende conseguir. El futuro de nuestra sociedad está en juego.
 
Texto definitivo (mutilado por el periódico) publicado en Heraldo de Aragón el 30-X-12.
 
 

sábado, 6 de octubre de 2012

Prebendas educativas.


     No seré yo en estos momentos quien vaya, como muchos indocumentados,  en contra del colectivo docente, al que pertenezco, pues bastante tiene con aguantar la situación desastrosa que está sufriendo a partir de este curso. Por todos es de sobra conocida la reducción de puestos de trabajo a los interinos en enseñanzas medias, así como la eliminación de puestos de trabajo ya existentes, algunos tan importantes  como los dedicados a la enseñanza compensatoria de alumnos especiales o la eliminación de personal de bibliotecas.
     Pero me mueve a escribir esta entrada alguna que otra intervención o manifestación que en las últimas semanas he estado viendo en mi más próximo entorno zaragozano educativo. Resulta que muchos integrantes de las manifestaciones vestidos con la popular camiseta verde en protesta por los recortes educativos, vergonzosos ellos y no aceptados en absoluto por mi parte, que quede claro, son, y han sido, miembros de los equipos directivos de numerosos centros, de educación primaria y secundaria, que han salido a manifestarse cuando han considerado oportuno, para expresar su repulsa por la situación de ajuste actual. Incluso se inclinaron mediáticamente con la amenaza de dimitir de sus cargos si la cosa continuaba y se empezaba el presente curso con las nuevas condiciones de recortes. Pero una vez más, a  muchos de estos, en mi opinión, falsos progresistas, se les ha ido la fuerza por la boca. No solo no ha dimitido nadie, que yo sepa, sino que además, están todos esos equipos directivos disfrutando de la disminución de horas lectivas que la nueva normativa les aplica. Así como el resto del profesorado ha tenido que ver aumentado su jornada lectiva de 18 a 20 horas semanales, los miembros de los equipos docentes, que tenían hasta ahora, en los centros de tamaño medio, una carga lectiva que oscilaba entre 9 y 12 horas, se han visto “gratificados” por la administración del PP con una sencilla y llevadera jornada lectiva semanal de 4 horas. Y eso los muy cumplidores, pues los dirigentes de algunos centros, como, por poner un ejemplo, el señor director del instituto donde yo ejerzo mi docencia, que imparte 2 horas semanales de clase directa con alumnos y tengo entendido, pues no figuran en el estadillo hecho público por él mismo, que  se ha “autoadjudicado” otras 3 horas lectivas dentro de un programa de salud en centros, al que le corresponden esas 3 horas citadas, y en las que rozarse con un alumno es pura  casualidad. Eso sí, el mismo que manifiesta siempre que puede el malestar que siente al haber tenido que cerrar la biblioteca del instituto como consecuencia de los recortes de personal, ha ido vestido con camiseta verde casi todo el final de curso pasado, e incluso en la recepción de padres del presente. Creo que sobran los comentarios respecto a este tipo de luchadores sociales.
     Mención aparte, eso sí,  merecen los grandes líderes democráticos representados por los antiguos directores de centros, casi todos ellos muy indignados con los recortes actuales (no es para menos), pero que no son capaces de renunciar a cobrar mensualmente el complemento de dirección que cobraban cuando estaban en activo en ese cargo y que, “democráticamente”  consolidan en su nómina por estar  4 años seguidos en el mismo cargo , hasta el final de su vida laboral. Les debe parecer un gasto necesario. Es algo parecido a lo de las pagas de pensión máxima de los diputados del Congreso con 7 años de servicio cuando salen de su chollo, que tanta tinta ha hecho correr,  pero aquí calladamente, y bajo la bandera progresista de lo “fetén” que representa ser autoridad educativa  afín al PSOE (lo introdujo este partido) y, por tanto, poseedores de ejercer  y aplicar (dicen) normas justas y “sociales”.
     En fin, podría seguir comentando incoherencias educativas, sociales y de comportamiento en nuestro entorno educativo, pero creo que por ahora es suficiente. Desde luego, no podemos llevarnos las manos a la cabeza cuando, conociendo estas cosas, la gente se escandaliza del colectivo educador. No son todos los que estamos, pero los que están haciendo eso hacen un mal impresionante al resto de los que nos tomamos nuestra profesión como algo transcendente y profundamente importante para la sociedad, con o sin aumento de carga lectiva. Por favor, no nos confundáis a muchos docentes, la mayoría, con esta gente que tanto se aprovecha de los demás, sin dar nada a cambio. Hay de todo en todos los gremios, pero está claro que algo tenemos que hacer. Este puede ser el momento.